Probablemente de origen austriaco, si bien casi toda su vida la pasó enclaustrada en Alemania.
Poco es lo que se sabe acerca de la vida y las obras de esta carismática Santa. Sin embargo, todas las crónicas coinciden en recordarla por una cualidad muy simple y muy inusual: su alegría.
Ingresó casi de niña al monasterio de monjas benedictinas de Oerhen, en la región de Renania de la actual Alemania. El importante monasterio había sido fundado en el siglo siete, o sea aproximadamente quinientos años antes. Y su primera abadesa había sido Santa Modesta.
Se cuenta que se le veía siempre alegre, lo mismo al caminar por los pasillos del convento que al realizar sus labores. Cada día, Santa Elvira solía repetir: “Me alegro de cada instante que vivo”.
Con el tiempo, las hermanas por unanimidad la eligieron abadesa. Actuando siempre con suavidad y literalmente con una sonrisa, supo restaurar la disciplina en la vida monacal.
Su radiante actitud iluminó la vida de su comunidad. Fue prudente, amable, humilde y sabia a la hora de tomar decisiones.Elvira consagró su vida al Señor mediante los tres lazos imperecederos de la virginidad, la pobreza y la obediencia en el monasterio.
Poco es lo que se sabe acerca de la vida y las obras de esta carismática Santa. Sin embargo, todas las crónicas coinciden en recordarla por una cualidad muy simple y muy inusual: su alegría.
Ingresó casi de niña al monasterio de monjas benedictinas de Oerhen, en la región de Renania de la actual Alemania. El importante monasterio había sido fundado en el siglo siete, o sea aproximadamente quinientos años antes. Y su primera abadesa había sido Santa Modesta.
Se cuenta que se le veía siempre alegre, lo mismo al caminar por los pasillos del convento que al realizar sus labores. Cada día, Santa Elvira solía repetir: “Me alegro de cada instante que vivo”.
Con el tiempo, las hermanas por unanimidad la eligieron abadesa. Actuando siempre con suavidad y literalmente con una sonrisa, supo restaurar la disciplina en la vida monacal.
Su radiante actitud iluminó la vida de su comunidad. Fue prudente, amable, humilde y sabia a la hora de tomar decisiones.Elvira consagró su vida al Señor mediante los tres lazos imperecederos de la virginidad, la pobreza y la obediencia en el monasterio.