LA CIRCUNCISIÓN DEL SEÑOR
Habiendo llegado el octavo día, en que el Niño había de ser circuncidado, fue llamado Jesús (Lc. 2,21).
Concebido de Espíritu Santo, que lo santifica todo; no necesita ser circuncidado. Pero, siendo el Mesías, que realiza todas las figuras y promesas antiguas, se presenta como verdadero hijo de Abraham; honra la Ley, que era el camino hacia Cristo, sujetándose a ella para "cumplir toda justicia" (Mt. 3,14), dando el maravilloso ejemplo de perfecta obediencia y humillación, a fin de hacernos libres de ese yugo de servidumbre. Por su sangre debe ser nuestro Salvador. Con esta poca sangre que derrama,empieza a transitar el nombre de Jesús,el Plan Divino.