San Nicolás nació en el siglo IV de la era cristiana en los valles de Lycia, en el Asia Menor y vivió la mayor parte de su juventud en Ptara, en el suroeste de la actual Turquía. Fue uno de los santos más venerados por los cristianos de Oriente y Occidente durante la Edad Media. Era delgado, enjuto y de tez olivácea.
San Nicolás de Bari, como hoy en día se le conoce, nació en una familia acomodada de comerciantes. Luego de que sus padres fallecieran por culpa de la peste, repartió su cuantiosa herencia entre la muchedumbre que había sobrevivido a la catástrofe. Así las cosas, se puso en camino hacia Myra (Turquía), para buscar a su tío que era el obispo del lugar.
Tras el deceso de su tío, Nicolás, ya ordenado sacerdote, fue nombrado obispo de Myra. Se convirtió en el prelado de los niños –tal fue su amor por los pequeños- y se hizo muy popular por su gran generosidad y amabilidad para con los más necesitados.
No reparaba en esfuerzos para ayudar al indigente, al leproso; su verbo consolador y su asistencia espiritual atenuaban el dolor de las viudas, el desconsuelo de los huérfanos, el desasosiego de los moribundos;promovía una constante acción social para atender las penurias más urgentes de su prójimo.
San Nicolás era un ser moreno y delgado.
Cuando murió, su fama se extendió por toda Europa. Rápidamente, se le atribuyeron toda suerte de portentos: desde furtivas salidas nocturnas para repartir regalos entre las gentes más humildes, hasta milagros como apaciguar tempestades, mitigar males físicos o resucitar muertos. En el año 1047, cuando los musulmanes invadían Turquía, unos marineros rescataron sus restos y los llevaron a la ciudad Bari, ubicada en el tacón de la bota itálica.
San Nicolás de Bari, como hoy en día se le conoce, nació en una familia acomodada de comerciantes. Luego de que sus padres fallecieran por culpa de la peste, repartió su cuantiosa herencia entre la muchedumbre que había sobrevivido a la catástrofe. Así las cosas, se puso en camino hacia Myra (Turquía), para buscar a su tío que era el obispo del lugar.
Tras el deceso de su tío, Nicolás, ya ordenado sacerdote, fue nombrado obispo de Myra. Se convirtió en el prelado de los niños –tal fue su amor por los pequeños- y se hizo muy popular por su gran generosidad y amabilidad para con los más necesitados.
No reparaba en esfuerzos para ayudar al indigente, al leproso; su verbo consolador y su asistencia espiritual atenuaban el dolor de las viudas, el desconsuelo de los huérfanos, el desasosiego de los moribundos;promovía una constante acción social para atender las penurias más urgentes de su prójimo.
San Nicolás era un ser moreno y delgado.
Cuando murió, su fama se extendió por toda Europa. Rápidamente, se le atribuyeron toda suerte de portentos: desde furtivas salidas nocturnas para repartir regalos entre las gentes más humildes, hasta milagros como apaciguar tempestades, mitigar males físicos o resucitar muertos. En el año 1047, cuando los musulmanes invadían Turquía, unos marineros rescataron sus restos y los llevaron a la ciudad Bari, ubicada en el tacón de la bota itálica.