Desde la antigüedad su culto se extendió por toda la Iglesia. El senador Quintianus se aprovechó de la persecución del emperador Decio (250-253) contra los cristianos para intentar poseerla. Sus propuestas fueron resueltamente rechazadas por la joven virgen, que ya se había comprometido con otro esposo: Jesucristo.Quintianus entonces, poseído por la ira, torturó a la joven virgen, hasta llegar a ordenar que se le corten los senos. Es famosa respuesta de Santa Águeda: "Cruel tirano, ¿no te da vergüenza torturar en una mujer el mismo seno con el que de niño te alimentaste?". La santa fue consolada con una visión de San Pedro quién,en signo de milagro la sanó. Pero las torturas continuaron y al fin fue meritoria de la palma del martirio. En una erupción del volcán Etna, ocurrida un año después del martirio de la Santa (c.250), la lava se detuvo milagrosamente al pedir los pobladores del área la intercesión de santa Águeda.
Pidámosle para detener la ira, tanto interior como exterior, para reconocer el alimento que Dios Espíritu Santo nos ofrece generosamente, para colmar nuestro ser.