Los hay religiosos y los hay urbanos. Son distintos. La urbanidad forma parte de la humanidad y la religiosidad a un orden cósmico. El hilo conductor del misterio, hace tiempo se ha cortado, es como el cordón umbilical, nos apresuramos a cortarlo cuando nos creemos aptos para alimentarnos según creemos. No es así. Si creemos en nosotros y en nuestras decisiones nos equivocamos, adherir es no ser y ser es no tener quién ser. ¿Difícil?, no, si es Dios el que te conduce en esto. Cómo explicar la diferencia, cómo ver la imposibilidad del desapego y el dejar lo que más se ama en la vida. Resulta que lo que más se ama es el yo y no el yo no soy. Si de amor se tratara, el Amor de los amores sería lo único que nos permitiría seguir adelante, el único consuelo, la única meta posible, la verdad en la realidad. Corrupto, el mundo se pierde en el mal olor del pecado que hace invirtiendo y entonces, la Verdad que muestra, enseña y sufre, queda salida de sí para nadie. Qué pocos entienden el entendimiento, qué pocos trascienden las fronteras, sabes, mi cansancio no es igual a tu cansancio, ¿no te da vergüenza pensarlo igual? Respeto tu cansancio de lo no resuelto pero no entiendes el cansancio de lo resuelto sin un para qué. La realidad espiritual, es la cima de la montaña en donde veneración no existe, tampoco identificación, no con la persona sino con el objetivo. Para qué dices que quieres lo que quieres cuando no amas a un hermano, no le comprendes, cuando te fijas en tus necesidades y no en lo que es más allá de ti mismo. Nadie puede por ti, la voluntad es tuya, tuyo el desafío y la entrega, pero ¿quién entrega la conciencia, quién ama a pesar de? “-Satanás”, le dijo, y Pedro no preguntó, ¿es esto posible hoy? No, no lo es. La espiritualidad se ha convertido en el mito del eterno retorno en donde estamos todo el tiempo volviendo al mismo lugar sin tiempo. Descubrí que no es la vida espiritual la exposición, sino la inserción en donde es posible el ser para algo. Si no es “todo” para ti esto, entonces esto no es para ti. Sumérgete en la sombra de lo desconocido y queda allí errante sin conciencia, sin destino. Mira, afuera el mundo, adentro Dios. Lo más difícil es encontrar en el afuera a Dios y es este el desafío. Soñó, porque Él es el que soñó con un encuentro diferente, en donde los juguetes hablan con los hombres y los muñecos se convierten en niños, esto es más fácil que, los hombres se conviertan en juguetes y que hablen con los hombres. Distancia, alienación y olvido. Tal vez sea el momento de partir. En una vida única, incomunicable, a veces llega el tiempo de la salida, a veces hay que irse, a veces Dios nos espera en otro lugar y todo se hace íntimo, privado, excluyente, si no cuidas a tu maestro, si no le respetas, si buscas en el mundo lo que espiritualmente no tienes, entonces la mediocridad ha hecho su nido y no hay más que hacer. Es hora quizá del instante, tal vez la nave deba partir. +M.EM.o.m