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27 de noviembre 
San Josafat
El Buda Cristiano 




Imagen Cristianizada

San Josafat meditando según imagen Islámica





"El Jatakamala (mala = rosario, guirnalda; Jataka = historias de nacimientos) es un volumen de historias incluidas en en el segundo libro del Tipitaka, sobre las vidas anteriores de Siddhartha Gautama "El Buddha" contadas alegóricamente en forma de fábulas.



Esta colección de historias sobre las vidas y reencarnaciones del Buddha en tiempos de Almanzor llegó hasta occidente vía Bagdad, debido a que en esta ciudad existía una grandiosa universidad donde era especialmente estudiada la literatura hindú y por extensión la buddhista.
Se tradujeron y difundieron grandes obras filosóficas como el Pancatranta el Karataka-danaka y también la historia del Buddha a través del Lalita-Vistara y el Jatakamala. La traducción de estas historias siguieron las rutas de comercio oriental, también recorridas por monjes buddhistas en su labor misionera hacia el Asia Central llegando incluso al occidente macedónico, Grecia y Roma. 

En una segunda fase mediante las traducciones arábigas de estos textos la vida del Buddha también se difundió por el mundo árabe hasta occidente.

Finalmente, en una tercera fase, los misioneros cristianos acabaron por traducir el mismo Jatakamala del arábigo al griego cuando San Juan Damasceno, Siglo VIII vivió en la corte del Califa de Bagdad. La leyenda de la vida del Buddha sería, así introducida en el universo cristiano alrededor del siglo VIII, con el nombre de Iusaf o Iudasaft del arábigo Budasf o Budasaft y este del pali Bodhisatta (sánscrito: Bodhisattva). Así esta leyenda cristianizada entró en el martirologio como la Vida de San Josafat o de Barlam y Josafat, atestiguada en el Martyrologium Romanum publicado en Antuérpia en el año 1701 donde se recoge y declara la santidad de Josafat.

También aparece en las obras latinas Gesta Romanorum, Vitae Sanctorum, Disciplina Clericalis y Vitae Patrum donde curiosamente es explicada la moral buddhista (sin saberlo).

Fray Hilario de Lourinha, extrajo esta leyenda moral y la adapto en Vida del infante Josaphate hijo del rey Avenir, sin saber realmente que se trataba de la historia del mismo Buddha.
Estas historias tuvieron un nuevo auge en el siglo XVII cuando los misioneros cristianos llegaron al Tíbet, como el Padre Antonio de Andrade de la Compañía de Jesús que llegó a pensar que las comunidades buddhistas tibetanas eran comunidades cristianas desviadas con algunas diferencias pero con muchos parecidos filosóficos y teológicos al cristianismo (la trinidad, la madre de dios, el misterio de la encarnación, la confesión…) y similitudes rituales (la organización monástica, la forma de rezar y cantar, la colocación de las manos al rezar, la similitud en el diseño de los hábitos monacales, el uso de agua bendita y otros, por no hablar de parecidos en la imaginería).

Orígenes y difusión

La narración tiene su origen en la historia de la conversión del príncipe hindú Siddharta Gautama en un iluminado o «buddha», originada en un relato brahmánico del siglo VI a. C. en la India. El texto experimentó numerosas transformaciones a través de una versión maniquea turca del siglo III ddC y la traducción al árabe en Bagdad en el siglo VIII. Más tarde, entre los siglos VIII y IX se tradujo a la lengua georgiana y griega, en la versión bizantina que dio origen a la latina de donde se difundió a todo el occidente europeo. Una traducción griega de San Eutimio del siglo X la introduce en el ámbito cristiano, añadido con materiales de la Biblia y los Santos Padres.
La versión griega originó dos traducciones latinas. De la primera, realizada en Constantinopla hacia 1048, arrancan dos compendios de gran popularidad: el incluido en el Speculum historiale (lib. XVI, cap. 1-64) de Vicente de Beauvais (1190-1264) y el de la Leyenda dorada (cap. 180), obra de Jacobo de la Vorágine (1230-1298). Tras estas transformaciones la obra adoptó la forma de un relato hagiográfico, hasta el punto de incluir a Josafat en el santoral romano (San Josafat, 27 de noviembre) y en el ortodoxo (San Josafat, 26 de agosto).
En la Península Ibérica la obra conoció versiones latinas, árabes y hebreas y también fue llevada a las lenguas romances castellana, catalana y portuguesa. En lengua castellana a los tres manuscritos conocidos (ms P 1877 Bibl. Univ. Salamanca, ms.G. 18017 Bibli. Nac. Madrid y ms. 1829 Bibli. Univ. Estrasburgo s XV) hay que sumar la traducción de Arce Soloerceno de 1608 o la de Fr. Baltasar de Santa Cruz de 1692 entre otras. En catalán El príncep i el monjo d'Abraham ben Semuel ha-evi ibn Hasday, traducción de una versión hebrea.

Argumento de Barlaam y Josafat

El argumento comienza con el nacimiento de Josafat, hijo único del rey Avenir al que ya acuciaba la carencia de heredero. Sin embargo un oráculo predice que el niño tendrá un reino más alto que el de Avenir, el de los cristianos, fe a la cual convertirá a su propio padre. Para evitarlo lo manda encerrar en un hermoso palacio, que le aislaría de todo contacto con la visión de la fealdad, vejez o enfermedad, que lo podrían conducir hacia las enseñanzas del cristianismo. Sin embargo, en una ocasión, Josafat sale de su palacio y conocerá a un enfermo, un leproso y un anciano que le harán reflexionar sobre la caducidad de las glorias mundanas. Por último se encuentra con el ermitaño Barlaam que, por medio de cuentos ejemplares (exempla), le instruye en la fe cristiana y logra su conversión mediante el bautismo. A partir de entonces deberá superar las pruebas que le impondrá su padre, consistentes en disputas teológicas y tentaciones, de las que saldrá victorioso, convirtiendo incluso a sus oponentes y por fin emprendiendo una vida eremita de penitencia. 
La historia de la conversión de Siddharta es así cristianizada y convertida en hagiografía. A pesar de ello, quedan rasgos del origen oriental, como el marco para la inserción de cuentos, que en este caso tiene su paralelo con el encierro del héroe en un palacio del Sendebar para evitar los funestos augurios que su padre recibe.El Buddha en el Islam
La historia de Barlaam y Josafat es conocida en el mundo árabe como El Libro de Bilawhar y Yudasaf, compilado por Aban al-Lahiki (750-815 dC) en Bagdad. Esta interpretación islámica incorpora partes de las historias de vidas anteriores del Buddha, El Libro del Buddha (Ar. Kitab al-Budd), preparado también en ese momento, sobre la base de traducciones al árabe de dos textos en sánscrito, del Jatakamala y el Ashvaghosha -los hechos del Buddha-.
Las influencias buddhistas sobre el sufismo son indiscutibles. Históricamente, el buddhismo y el Islam han sido vecinos durante siglos en Asia. Por ejemplo, Abu Yazid Bistami (804-874 dC) introdujo en el sufismo los conceptos de fana y khud'a de la influencia de su maestro, 'Ali Abu al-Sindi. Fana significa el cese de la existencia, la destrucción total del ego individual al ser uno con Dios; khud'a significa engaño o truco, como la descripción del mundo material.
Más relevante sería la importancia del maestro espiritual y de los métodos de meditación, como las técnicas meditativas para el desarrollo del amor, ejercicios de respiración, la repetición de mantras o dhikrs, y la visualización.

El Buddha en la Comunidad Ahmadía del Islam

Mirza Tahir Ahmad, el cuarto califa de la comunidad musulmana Ahmadiyya, en su libro Apocalipsis, racionalidad, conocimiento y verdad, sostiene que el Buddha fue en verdad un profeta de Dios que predicaba el monoteísmo. Cita las inscripciones de las estupas de Ashoka, que mencionan "Isa'na", que significa Dios.
La comunidad musulmana Ahmadiyya, aunque considerada una rama desviada de los sunitas y chiítas, considera que el Buddha fue un Profeta de Dios.