28 de junio
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
"Patrona de los padres redentoristas"
El icono de la Virgen, pintado sobre madera, muestra a la Madre con el
Niño Jesús. El Niño observa a dos ángeles que le muestran los
instrumentos de su futura pasión.
Las letras más pequeñas identifican al ángel a la izquierda como “San
Miguel Arcángel”; el arcángel sostiene la lanza y la caña con la esponja
empapada de vinagre, instrumentos de la pasión de Cristo. El ángel a la
derecha es identificado como “San Gabriel Arcángel”, sostiene la cruz y
los clavos. Nótese que los ángeles no tocan los instrumentos de la
pasión con las manos, sino con el paño que los cubre.
En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta (en el Mar
Mediterráneo) tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo
Socorro. Era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen María. Cómo
habrá llegado a sus manos dicha pintura, no se sabe. ¿Se le habría
confiado por razones de seguridad, para protegerla de los sarracenos? Lo
cierto es que el mercader estaba resuelto a impedir que el cuadro de la
Virgen se destruyera como tantos otros que ya habían corrido con esa
suerte.
Por protección, el mercader decidió llevar la pintura a Italia. Empacó
sus pertenencias, arregló su negocio y abordó un navío dirigiéndose a
Roma. En ruta se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban
lo peor. El comerciante tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en
lo alto, y pidió socorro. La Santísima Virgen respondió a su oración
con un milagro. El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto
de Roma.
Tenía el mercader un amigo muy querido en la ciudad de Roma así que
decidió pasar un rato con él antes de seguir adelante. Con gran alegría
le mostró el cuadro y le dijo que algún día el mundo entero le rendiría
homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad. Al sentir que sus
días estaban contados, llamó a su amigo a su lecho y le rogó que le
prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen
en una iglesia digna o ilustre para que fuera venerada públicamente.
Mientras tanto, a instancias del Papa, el Superior General de los
Redentoristas, estableció su cede principal en Roma donde construyeron
un monasterio y la iglesia de San Alfonso. Uno de los Padres, el
historiador de la casa, realizó un estudio acerca del sector de Roma en
que vivían. En sus investigaciones, se encontró con múltiples
referencias a la vieja Iglesia de San Mateo y a la pintura milagrosa de
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Conocieron los Redentoristas la historia de la pintura y del deseo de la Virgen de que esta imagen suya fuera venerada
Aunque su origen es incierto, se estima que el retrato fue pintado
durante el decimotercero o decimocuarto siglo. El icono parece ser copia
de una famosa pintura de Nuestra Señora que fuera, según la tradición,
pintada por el mismo San Lucas.