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2018/12/15


Santa Nina
s.IV


A principios del siglo IV, llegó a Georgia una joven prisionera (los georgianos la llaman Nina; el Martirologio Romano le da simplemente el nombre de "Cristiana"). El pueblo quedó muy
impresionado por la sencillez e inocencia de la joven y por el mucho tiempo que consagraba a la oración de día y de noche. A las preguntas de la gente, Nina respondía simplemente que adoraba a Cristo como Dios. Un día, una mujer le presentó a su hijito enfermo y le preguntó que debía hacer para que sane. Nina le respondió que Jesucristo podía curar aún las enfermedades más graves; acto seguido, envolvió al niño en su áspero manto, invocó al Señor, y devolvió a la criatura perfectamente sana. El rumor del milagro llegó a oídos de la reina de Iberia, que estaba también enferma, e inmediatamente mandó llamar a Nina. Como la santa se negase a ir, la reina acudió a verla y quedó curada. La reina quiso hacer algo por su bienhechora, pero ésta le dijo: "Es obra de Cristo y no mía. El es el Hijo de Dios y el creador del mundo". La reina repitió esas palabras al rey. Poco después, el monarca se extravió durante una cacería a causa de la niebla, y juró que creería en Cristo si encontraba el camino. La niebla se disipó y el rey cumplió su promesa y llamó a la Santa para que los instruyese. El monarca anunció al pueblo que había cambiado de religión, dio permiso a Nina de predicar y enseñar, y empezó a construir una iglesia. Durante la construcción, Dios obró otro milagro por la intercesión de su sierva; en efecto, un pilar que bueyes y hombres no habían podido mover, voló por el aire y fue a colocarse en el sitio que le correspondía, a la vista de la multitud. El rey envió al emperador Constantino una embajada para comunicarle su conversión y pedirle que mandase obispos y sacerdotes a Iberia. Así lo hizo Constantino.
Después de dejar firmemente establecido el cristianismo, Nina se retiró a una celda de la montaña, en Bodbe de Kakheti. Ahí murió y fue sepultada. Más tarde, la región se convirtió en una sede episcopal y las reliquias de la Santa se conservan en la catedral.