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2018/06/14


14 de Junio
San Eliseo
profeta
s. IX a.C.




“Patrono de los discípulos del Señor”


Eliseo significa: "Dios es mi salvación"

La historia del profeta Eliseo está narrada en la Santa Biblia, en el primer libro de los Reyes.
Estaba arando en un campo, cuando de pronto se le acercó el profeta Elías y echándole su manto sobre los hombros, lo invitó a seguirlo y a dedicarse a extender la religión. Eliseo aceptó, pero le pidió permiso para ir antes a despedirse de su familia. Luego volvió y mató sus dos bueyes y repartió esas carnes entre los demás compañeros de trabajo, y quemó sus utensilios de arar, y así, libre de todo impedimento, se fue con Elías.
Cuando Elías iba a ser llevado al cielo, le dijo a Eliseo: "Quédate por aquí que yo me voy al Jordán". Eliseo le respondió "¡Padre, yo te seguiré a donde vayas!", y se fue con él.
Cuando iban llegando al río Jordán les salió al encuentro un grupo de jóvenes que se preparaban para ejercer el profetismo, y Eliseo les aconsejó que se quedaran allí en una altura observando lo que iba a suceder.
Al llegar al Jordán, Elías tocó con su manto las aguas y estas se dividieron y así los dos profetas pasaron a pie, por el terreno seco.
Pasando el Jordán, Eliseo le pidió a Elías un favor muy especial: "Padre, te pido que cuando tú te vayas, me pase a mí una buena parte de tu espíritu, de tus poderes". Elías dijo: "Si me logras ver, cuando sea elevado se te concederá esto que has pedido".
Luego llegó un carro de fuego y se llevó a Elías, y mientras este subía por los aires, Eliseo lo veía y le gritaba: "Padre mío, padre mío". A Elías se le cayo el manto y Eliseo lo recogió.
Para comprobar que Dios sí le había pasado a él los poderes que le había dado a Elías, tocó Eliseo con el manto las aguas del Jordán, y éstas se abrieron y le dieron paso. Los 50 jóvenes que se preparaban para el profetismo vieron este milagro y en adelante le tuvieron gran respeto y lo consideraron como sucesor del Profeta Elías.
La gente de Jericó le dijo: "Profeta, nuestra cuidad está bien situada, pero las aguas no sirven para tomar". Eliseo echó su bendición a aquellas aguas y desde entonces se volvieron potables, muy buenas para tomar.
Una mujer de Sunam le daba siempre hospedaje gratuito a Eliseo cuando pasaba por allí misionando. El profeta para agradecerle sus favores, obtuvo de Dios que le concediera un hijo en su matrimonio, pues ese hogar no había tenido hijos. Pero un día el niño estaba trabajando en el campo con su padre y exclamó: - Papá, ¡me duele la cabeza", y murió. La sunamitia se fue corriendo donde el profeta Eliseo que estaba a bastantes horas de camino y le suplicó que corriera a darle una bendición a su hijo. Llegó Eliseo, y después de suplicar mucho a Dios, obtuvo la resurrección del niño.
Tenía Eliseo cien discípulos para darles de comer y solamente tenía veinte panes. Bendijo los panes y con ellos le alcanzó para alimentar a cien hambrientos discípulos y le sobró pan.
A Eliseo lo enterraron en una cueva, y bastante tiempo después unos hombres iban a enterrar a un muerto, pero al ver venir un grupo de guerrilleros, dejaron el muerto sobre la tumba de Eliseo y salieron corriendo, y el muerto al tocar la tumba del santo profeta, resucitó.