En Nazareth estableció José su taller de artesano. Trabaja y trabaja con la garlopa. María también trabaja. Y Jesús, todavía niño, juega con las virutas de aserrín; aprende a moverse entre clavos y maderos para el momento de la redención.José goza porque Dios ha querido que sea artesano, padre y esposo. Porque, precisamente en medio de esas tareas, él está con Jesús y con la Virgen María. Trabajar satisface humanamente, es medio de subsistencia, sirve para sacar adelante la familia. Pero sobre todo es el instrumento que tenemos para servir a Dios y a los demás.Nazareth ha quedado para la historia como el modelo de hogar, y el lugar donde Dios enseña a trabajar por amor y con alegría sobrenatural. El santo patriarca será el patrono de quienes trabajen con ese sentido cristiano. Él, entregó su ser entero a dos amores: Jesús y María.Estrenaba cada día su cercanía con Dios. Su fe crecía a cada segundo.Cuidó, crió y educó a Jesús.Pone su vida a su servicio. Les da su trabajo, el amor de su corazón y la ternura de sus cuidados. Les presta la fortaleza de sus brazos, todo lo que es y puede.