Nació en Alesia, en la Galia, la actual Alise-Sainte-Reine, en Francia, en una época en que eran comunes las persecuciones a cristianos en el Imperio Romano.
Santa Regina era de una acomodada familia galo-romana; cuando nació tuvo la desgracia de perder a su madre, que murió de parto.
Por esa causa, desde bebé Santa Regina fue criada por una nodriza que era cristiana, y que le transmitió amorosamente la fe en Jesús. Su padre, sin embargo, siendo alto funcionario imperial en la zona, era pagano.
Cuando Santa Regina creció y llegó el momento en que debía celebrarse su matrimonio pactado, ella se negó por motivos de fe, y tuvo que confesarle a su padre que su decisión era entregar su vida al amor de Cristo.
El padre de Santa Regina reaccionó a la manera romana, y sabiendo que los cristianos eran perseguidos, sin ningún tipo de clemencia entregó a su hija a las autoridades, a pesar de que la pena última era que le cortaran la cabeza.
A Santa Regina la encadenaron y la encerraron en un oscuro calabozo, donde regularmente recibía azotes y latigazos que supuestamente la harían renegar de Cristo y adorar a los dioses paganos.
La tradición cuenta que una paloma entró volando por las rejas de su celda para mostrarle el camino al Cielo, y una enorme Cruz de luz se le apareció para indicarle que Jesús la estaba esperando. Al día siguiente murió decapitada.
Santa Regina era de una acomodada familia galo-romana; cuando nació tuvo la desgracia de perder a su madre, que murió de parto.
Por esa causa, desde bebé Santa Regina fue criada por una nodriza que era cristiana, y que le transmitió amorosamente la fe en Jesús. Su padre, sin embargo, siendo alto funcionario imperial en la zona, era pagano.
Cuando Santa Regina creció y llegó el momento en que debía celebrarse su matrimonio pactado, ella se negó por motivos de fe, y tuvo que confesarle a su padre que su decisión era entregar su vida al amor de Cristo.
El padre de Santa Regina reaccionó a la manera romana, y sabiendo que los cristianos eran perseguidos, sin ningún tipo de clemencia entregó a su hija a las autoridades, a pesar de que la pena última era que le cortaran la cabeza.
A Santa Regina la encadenaron y la encerraron en un oscuro calabozo, donde regularmente recibía azotes y latigazos que supuestamente la harían renegar de Cristo y adorar a los dioses paganos.
La tradición cuenta que una paloma entró volando por las rejas de su celda para mostrarle el camino al Cielo, y una enorme Cruz de luz se le apareció para indicarle que Jesús la estaba esperando. Al día siguiente murió decapitada.
El culto a Santa Regina se propagó en la Edad Media por diversas regiones de Francia y Alemania, y su tumba en Alesia se volvió lugar de peregrinación. Sus atributos son la palma por su martirio y una paloma.