Nació en el año 1559, en Brindisi, en el reino de Nápoles, Italia, en el seno de una familia de acaudalados comerciantes oriundos de Venecia.
San Lorenzo de Brindisi fue bautizado con el nombre de Giulio Cesare Rossi . Desde niño mostró una memoria prodigiosa, lo cual anunciaba ya la rica vida intelectual que llegaría a tener.
A los 16 años de edad tomó la decisión de ingresar al convento de los capuchinos en Verona, donde adoptó el nombre de Lorenzo; más tarde estudió filosofía y teología en la Universidad de Padua. Ahí fue donde se convirtió en un políglota notable: además de italiano y latín, llegó a hablar fluidamente español, francés, griego, hebreo, alemán y checo.
Gracias a su dominio del lenguaje, San Lorenzo fue un extraordinario predicador. Al mismo tiempo era un sobresaliente lector de la Biblia. Él solía decir que si acaso un descomunal incendio acabara con todos los ejemplares impresos, él conservaría las Sagradas Escrituras en su memoria.
A partir de 1596, San Lorenzo pasó a ocupar altos cargos al interior de la Orden Capuchina. Pero a causa de su talento como predicador, el papa Clemente VIII lo envió en 1599 a Alemania con la misión especial de extender su Orden y de predicar en contra de los reformistas luteranos en ese país, por el cual desarrolló un cariño entrañable.
A petición del emperador Rodolfo II, San Lorenzo acudió en 1601 en calidad de capellán del ejército imperial a la guerra contra los turcos. Su ejemplo de valentía se contagió a las tropas, y contribuyó a la aplastante victoria cristiana en la batalla de Stuhlweissenburg, la actual Székesfehérvár, en Hungría.
Al año siguiente, por unanimidad fue electo Vicario General de la Orden Capuchina. Esto le permitió eventualmente regresar a Brindisi en 1604 y dedicarse a asuntos menos belicosos.
Sus numerosos escritos, en particular sus refutaciones a las tesis de Martín Lutero y sus consideraciones sobre la Virgen María, fueron de gran importancia para la consolidación del catolicismo después del Cisma Protestante.
En el transcurso de una misión diplomática, luego de entrevistarse con el rey Felipe en Lisboa, Portugal, falleció súbitamente, justo el día que cumplía 60 años de edad. San Lorenzo de Brindisi fue nombrado Doctor de la Iglesia, con el título de Doctor Apostolicus.