Sofía se venera junto con sus tres hijas: Pistis, Elpis y Agape, nombres que significan Sabiduría, Fe, Esperanza y Caridad. Santa Sofía, sabiamente, enseñó a sus tres hijas en el temor de Dios. Cuando ellas tenían ocho, diez y once años respectivamente, su madre se mudó a Roma y las llevó con ella. Todos los domingos, las cuatro visitaban juntas las diversas iglesias de la ciudad. Santa Sofía hizo amistad con muchas matronas romanas y logró convertir a varias de ellas. Alguien denunció este hecho ante el emperador Adriano, quien al conocer a las tres niñas quedó tan prendado de ellas y de su hermosura que intentó adoptarlas como hijas, pero como a esto se enfrentaran firmemente tanto las niñas como su madre, el emperador las condenó a diferentes tormentos, y murieron mártires. Sofía contempló todo y hasta animó a sus hijas a no ceder ante el tirano y mantenerse firmes en la fe.
Pedir a santa Sofía para hacer siempre la voluntad de Dios, en casos de problemas entre padres e hijos, para soportar las pruebas con entereza.