San Andrés Kim Tae-Gon
mártir
Nació en Solmoe, Corea, en el seno de una de las primeras familias cristianas de ese país asiático,en el año 1821.
De niño, San Andrés Kim recibió una sólida educación cristiana; se dice que su padre, quien era de posición social elevada, había transformado la casa familiar en una iglesia doméstica.
Posteriormente Andrés estudió latín y se preparó para el sacerdocio en Macao, que entonces era una colonia portuguesa, adonde fue invitado por uno de los primeros misioneros franceses llegados a Corea.
Antes de los veinte años de edad, San Andrés dio un primer ejemplo de su valor al intentar que misioneros franceses penetraran ilegalmente a su país, donde el cristianismo era perseguido y los occidentales apenas eran tolerados.
Estos intentos fracasaron. Sin embargo, San Andrés Kim Tae-Gon recibió el nombramiento de diácono en 1844 y él mismo se entregó a la labor misionera.
Después de unos meses, San Andrés Kim fue llevado a China, donde preparó la entrada de monseñor Ferréol. Este obispo lo ordenó sacerdote en Shangai en 1845. A fines de ese año regresó a Corea, donde en Kanggyong pudo estar un tiempo con su madre.
En 1846 se desató de manera intempestiva una nueva persecución anticristiana en Corea, y San Andrés Kim Tae-Gon fue aprehendido en la isla de Yonpyong, cuando intentaba establecer una vía marítima para los misioneros franceses que se encontraban en China.
De inmediato fue trasladado a la capital, Seúl, donde la facción radical del gobierno insistió en que de manera ejemplar se le aplicara la pena de muerte. Tras largas deliberaciones, efectivamente se le condenó a morir decapitado.
Así, a los veinticinco años de edad San Andrés Kim Tae-Gon entregó la vida por la fe de la Iglesia luego de haber sufrido indecibles tormentos, a pesar de los cuales nunca abjuró de Jesús.